A lo largo de la historia siempre han existido diversos cánones de belleza que han venido marcados por la cultura de la sociedad en la que nos encontrábamos. En este ámbito, los medios de comunicación han asumido un papel de cierta relevancia ya que han sido los encargados de trasladarnos e implantarnos ciertos estereotipos que a fin de cuentas han representado un espejo en el que mirarnos.
Nuestro principal error ha sido estancarnos en esos ideales físicos, esos cuerpos soñados que todo joven quiere poseer para poder llegar a ser envidiado y no nos hemos parado a pensar en que lo más importante es tener un cuerpo saludable.
Cada persona es distinta y hemos de ser conscientes que no todo el mundo podemos poseer la mismas metas. Por tanto, hemos de saber adecuar nuestra carga de entrenamiento a nuestra constitución, siendo éste el único modo de poder alcanzar nuestros objetivos de una manera eficaz.
Durante los últimos años, el término que siempre ha ido ligado a los gimnasios ha sido la palabra volumen es decir, la imagen de un cuerpo musculado basado en el físico culturista.
Con el paso del tiempo ha ido cambiando, dando paso a cuerpos más definidos, con un músculo menos pesado provocado por la realización de un mayor número de ejercicios aeróbicos.
El hecho de optar por un físico u otro vendrá marcado por el tipo de entrenamiento que deseemos realizar, aunque lo primero será observar cuál de ellos resultaría más beneficioso o, a fin de cuentas, se adecuaría mejor a nosotros. Por ello, hay que ser realistas y lo que debemos hacer es analizarnos y ver el modo de obtener un cuerpo que nos guste pero que a la vez nos permita alcanzar determinado nivel de salud.
Si preguntamos a diversos profesionales en la materia como entrenadores personales o profesionales del fitness y del trabajo aeróbico, nos dirán que las dos modalidades resultan aconsejables y beneficiosas para nuestro organismo. El hecho de que ambas coexistan es el mayor claro ejemplo y, por ello, a continuación realizaremos un estudio de cada una de ellas por separado para ver en qué consisten al detalle y aprender el modo de conseguirlas.
Cuerpo musculado
Si lo que buscamos es la obtención de volumen en nuestra musculatura deberemos realizar un entrenamiento basado principalmente en el levantamiento de pesas.
Concretamente deberemos trabajar con cargas pesadas, ya que éste será el único modo de conseguir que el músculo crezca. Deberemos realizar los ejercicios de un modo adecuado, realizándolos preferiblemente de una manera lenta y evitando realizar trabajo cardiovascular los mismos días que realizamos pesas.
Será muy importante variar el tipo de ejercicios a realizar, ya que de lo contrario nuestro músculo se adaptaría a ellos y frenaríamos su desarrollo. Se tratará, por tanto, de ir variando el número de repeticiones e ir añadiendo más peso que en sesiones anteriores.
Otro aspecto a tener en cuenta sería ejercitar las extremidades inferiores, ya que a raíz de esta práctica conseguiremos la intensidad necesaria para provocar la aparición de una mayor número de hormonas de crecimiento y la consecuencia directa será un incremento del desarrollo muscular.
Por último, el descanso será fundamental en nuestro desarrollo muscular porque, al contrario de lo que podríamos pensar, el músculo crece sobre todo cuando dormimos y no durante la consecución de los ejercicios en el gimnasio, así que será recomendable dormir al menos 8 horas diarias.
Cuerpo tonificado
Por otro lado, en este tipo de modalidad lo que intentaremos será obtener un cuerpo más fibrado.
Cada vez más, la gente opta por este tipo de entrenamiento ya que resulta ser más variado al combinar trabajo de pesas con ejercicios cardiovasculares.
Tal y como hemos comentado, será necesario introducir ejercicios con pesas pero ahora la forma de realizarlos diferirá en cierta medida a la modalidad anterior. Se tratará de realizar un mayor número de repeticiones con un menor volumen de carga. En definitiva, ahora se convertirá en un trabajo de resistencia.
Además, deberemos combinarlo con ejercicios aeróbicos, ya que de este modo conseguiremos una disminución de la grasa corporal y con ello se verá un cuerpo más tonificado. Entre los ejercicios aeróbicos recomendados, nos encontraríamos caminar o trotar, la natación que a la vez de disminuir la grasa corporal consigue tonificar el cuerpo, el ciclismo para cuando queramos priorizar la tonificación de nuestras piernas, la práctica de un deporte (fútbol, baloncesto, etc.) o actividades dirigidas en gimnasios, una práctica cada vez más o popular y con multitud de variedades en la que conseguimos combinar la disminución de grasa corporal y la tonificación de nuestro cuerpo.
Alguno de los ejemplos que se han puesto de moda en nuestros gimnasios son el llamado “body training” o “interval training” o bien el step con una tonificación después. Éstas son modalidades donde entrecruzamos ejercicio aeróbico y anaeróbico .
Será muy importante realizar una dieta baja en grasas y beber agua en abundancia.
Al igual que ocurre con el otro tipo de entrenamiento, el descanso será también necesario porque durante esos periodos las fibras musculares se repararán e incrementarán su firmeza.
En definitiva, como hemos podido observar, debemos practicar deporte con cierta asiduidad, ya sea de un modo u otro pero siendo conscientes de que lo más importante es nuestra salud, y en base a ella deberemos realizar aquellos ejercicios que más beneficios nos aporten, teniendo siempre en cuenta que cada persona es distinta y requerirá un plan de entrenamiento específico.